San Pío


"Casi todos vienen a mí para que les alivie la Cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla."


A quién el sufrimiento le hacía titubear en la Fe, le respondía:
" El más sublime acto de Fe es el que sube a nuestros labios en la noche, en la inmolación, en el dolor, en el esfuerzo inflexible hacia el bien."


A un teólogo que le consultó le dijo: " En los libros se busca a Dios, en la oración se lo encuentra."

A aquel que le hablaba de los altibajos de la vida interior, le contestaba: " Si Jesús se manifiesta agradéceselo; si se oculta, agradéceselo también. Todo es un juego de amor."


A un intelectual le hizo ésta reflexión:
" Las cosas humanas necesitan ser conocidas para ser amadas; las Divinas necesitan ser amadas para ser conocidas."


A quién padecía angustia le razonaba:
" Lo importante es caminar con sencillez ante el Señor. No pidas cuenta a Dios, ni le digas jamás: ¿Por qué ?, Aunque te haga pasar por el desierto. Una sola cosa es necesaria: Estar cerca de Jesús. Si nos cita en la noche no rehusemos las tinieblas."


A alguien que se hallaba al borde de la desesperación le decía:
" Por muy altas que sean las olas, el Señor es más alto. ¡ Espera!... la calma volverá."


¿Que debo hacer para orar bien ? le preguntó una hija espiritual:
" El don de la oración está en manos del Salvador. Cuanto más té vacíes de ti mismo, es decir, de tu amor propio y de toda atadura carnal, entrando en la santa humildad, más lo comunicará Dios a tu corazón."


Un pecador que le dijo: ¡ Padre, he pecado tanto ! escuchó ésta contestación del Padre Pío:
"Hijo mío, le has costado muy caro a Dios, para que te abandone."


Al que aflojaba en el camino de la perfección le argumentaba:
" El amor no se esconde sino para fomentar el amor. Jesús no pide imposibles. Dile: ¿Quieres que te ame más ? Dame más amor y te ofreceré más amor."


El Divino Maestro promete el premio, no al que empezó bien sino a aquel que persevera hasta el final. Ved el ejemplo de Judas, que empezó bien, continuó bien, más no perseveró hasta el fin y se perdió.


Ten por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡Coraje! y adelante siempre.


Reza y confía; no te agites. La agitación nada mejora. Dios es misericordioso y escuchará tus oraciones.


La oración es nuestra mejor arma, una llave que abre el corazón de Dios. Háblale a Dios más con el corazón que con los labios, en ciertos casos hazlo sólo con el corazón.


¡Qué alegría en las batallas espirituales!
Es suficiente saber combatir para tener certeza de victoria.
Pon especial cuidado en no desalentarte nunca al verte rodeado por males espirituales. Si Dios permite que tropieces con alguna debilidad, no es para abandonarte, es sólo para reafirmar tu humildad y hacerte más atento para el futuro.


¿ Has visto un campo de trigo maduro? Verás que algunas espigas son altas y fuertes y otras se doblan hacia el suelo. Tomas las altas, las vanidosas y veras que están vacías; en cambio si tomas las bajas, las más humildes, verás que están cargadas de granos. Podrás deducir que la vanidad está vacía.


Haz el bien siempre. Para que todos puedan decir: "Este es un hijo de Cristo"
Jamás pasó por mi mente la idea de una venganza. Recé por los detractores y rezo por ellos. Quizá alguna vez le dije al Señor: "Señor, si para convertirlos es necesario algún fustazo, hazlo, con tal que se salven.

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