Los que oran , decía después de su conversión el eminente estadista Donoso Cortés, prestan mejores servicios al mundo que los que combaten, y si el mundo va de mal en peor es señal de que hay más batallas que oraciones.
Las manos levantadas, dice Bossuet, arrollan más batallones que las que manejan las armas.
Decía un obispo de Cochinchina al gobernador de Saigón: “Mayor socorro me prestarán diez Carmelitas rogando que veinte misioneros predicando”
Las manos levantadas, dice Bossuet, arrollan más batallones que las que manejan las armas.
Decía un obispo de Cochinchina al gobernador de Saigón: “Mayor socorro me prestarán diez Carmelitas rogando que veinte misioneros predicando”